sábado, 19 de septiembre de 2020

La crisis en las industrias petrolera y eléctrica en Venezuela.

A raíz de dos situaciones apremiantes para los venezolanos y especialmente los zulianos, como son, la desaparición de la gasolina en las estaciones de servicio y los reiterados y constantes cortes eléctricos, decidí revisar algunos artículos que escribí sobre esos temas y la vigencia de las opiniones emitidas en esas oportunidades.

El primero lo escribí en el año 2018 (“Reflexiones sobre Pdvsa”) en el cual expuse algunas ideas y propuestas que a mi entender contribuían a elevar el valor de la empresa y por supuesto cumplir con las orientaciones estratégicas definidas por la misma. Entre estas orientaciones destaco: 

“Ser un instrumento para el desarrollo endógeno del país, apalancando el desarrollo socio-económico, a través de la industrialización y políticas de equidad social “

Entre las propuestas que plasme en esa ocasión, solo una ha sido llevada a cabo, la separación de las funciones de operación (PDVSA) de las funciones de supervisión y control (Ministerio). Es importante indicar que la propia PDVSA en su página oficial declara que es al Ministerio del Poder Popular de Petróleo, como ente rector de la política petrolera, al cual le corresponde el papel de supervisar y controlar las actividades del sector petrolero

De aquel planteamiento han pasado dos largos años y la industria petrolera no da signos de recuperación. Por el contrario la escases de gasolina, sin menospreciar las sanciones por parte del gobierno de los Estados Unidos, se ha hecho más patética en los últimos días, llevando al Gobierno a reconocer por primera vez que estamos ante un problema mayor, de producción y suministro de gasolina.

Otros artículos los escribí en el año 2019 (“Crisis eléctrica: Alternativas técnicas” y “El plan Eléctrico”), estos a raíz de los sucesos del 7 de marzo de ese año en donde el 100% del país quedo sumido por más de 5 días en un completo apagón eléctrico.

Desde marzo del año 2018 formo parte del personal docente de las maestrías de “Gerencia de Proyectos Industriales” e “Ingeniería de Control y Automatización” y Coordinador de Contenido del diplomado en “Gerencia de Proyectos” en la Universidad Privada “Dr. Rafael Belloso Chacín” (URBE). Durante el ejercicio de estas funciones docentes he tenido la oportunidad de estar en contacto con profesionales de la industria eléctrica, petrolera y petroquímica y discutir con ellos las actividades gerenciales que están, o debieran estar haciendo, los altos mandos de estas industrias.

Me llama la atención que la mayoría, por no decir el total, de los cursantes de estos estudios y que trabajan en estas industrias estudian con financiamiento propio. Lo cual da una clara indicación de que, o no existe un política de formación del personal en esta área neurálgica, lo cual es malo, o que simplemente no hay una política de formación del personal, lo que es peor. También me manifiestan que la culminación de dichos estudios no acarrea mejora profesional ni económica dentro de sus respectivas organizaciones.

Sin embargo, estos profesionales se embarcan en un proceso de formación, con los costos financieros y personales que esto implica, en la creencia de que los conocimientos adquiridos contribuyan con el desarrollo del país. No están estudiando, para cumplir con un requisito para optar a un cargo burocrático o tecnocrático o para escribir un "paper" para una revista universitaria extranjera, están formándose para dirigir los grandes proyectos que este país necesita y el Estado parece despreciar este esfuerzo al no tomar en cuenta, a los profesionales y a las ideas que estos plantean.

La industria pudiera argumentar que estos estudios no son parte de un plan de carrera diseñada por la empresa y quien cursa estos estudios es a su propio costo y riesgo sin la promesa de mejora al culminar los mismos, pero nos hacemos la siguiente pregunta ¿Si la empresa no tiene un plan de formación significa que los trabajadores nos debemos (y me incluyo porque ya también trabaje en la industria y me formé a mi propio costo) quedar únicamente con los conocimientos formales adquiridos en nuestra carrera universitaria?.

Pareciera que el gobierno insiste en el “voluntarismo” como solución a los graves problemas que acarrean dos de nuestras industrias más importantes. A mis alumnos del postgrado siempre les insisto en que las batallas ganadas por el esfuerzo y valentía de un hombre o grupo de hombres solo se ve en las películas, y que el “voluntarismo” o los actos heroicos particulares no contribuyen a la victoria si no existe un plan preconcebido y en cual estén definidos con claridad cuáles son los objetivos del mismo.

Las criticas conceptuales a los planes, o la no existencia de planes, de estas industrias (electricidad, petróleo, petroquímica) provienen de los más variados sectores, no solo de los opositores, si no de profesionales de los cuales no queda ninguna duda de su compromiso con el proceso que lidera el Presidente Maduro.

Traigo a la memoria el caso del Ministro Motta Domínguez que en varias ocasiones públicas, incluso delante del Jefe de Estado y trabajadores del sector eléctrico, manifestó con gran orgullo que antes de ser nombrado Ministro, había asistido a varias clases de Ingeniería Eléctrica en la Universidad Central de Venezuela (UCV), con lo cual calificaba para dirigir el sector eléctrico y operarlo sin solicitar un centavo al Gobierno Nacional. En ese momento se de algunas voces, entre las que me incluyo, que nos plantemos la siguiente interrogante: ¿Cómo se mantiene funcionando el sector eléctrico con tarifas subsidiadas sin solicitar inversión de parte del Estado? Como resultado de esta política el sector eléctrico sufrió un proceso de deterioro técnico y administrativo con los resultados conocidos por todos.

En el caso de Pdvsa ocurrió un fenómeno que será digno de discutir en los posgrados de negocios como caso emblemático de destrucción de valor de una empresa. Digo en un artículo anterior sobre Pdvsa que el 60% del valor de una empresa está representado por elementos inmateriales (intangibles) entre los que se encuentra la gente (Recurso Humano, Capital Humano). El paro petrolero del 2002-2003 desangro desde el punto de vista humano a la industria. Con el paro se fueron millones de horas-hombres de formación y capacitación, y en ese momento era necesario una política audaz para captar personal que asumiera la dirección técnica de la industria y eso implicaba el extender los tiempos de permanencia (jubilación) del personal técnico necesario ya que no estaba formado la generación de relevo. Estos antecedentes son para indicar que una de las primeras acciones de la Junta Directiva de Pdvsa encabezada por el General Quevedo fue pasar a retiro (léase jubilación) a todo aquel que cumpliera con los requisitos de años de servicio y edad e inclusive sin cubrir estos requisitos cuando la persona no se sometía a las solicitudes de violación de normas y presupuesto. Caso emblemático fue el presidente de la comisión de contrataciones de Occidente cuyo proceso de jubilación prematura se hizo sin la solicitud del trabajador porque se negó a validar un aumento de precios sin el soporte adecuado.

En el año 2010 un grupo de profesionales de Pdvsa luego de revisar el desempeño del presupuesto de inversiones de los años anteriores, presentamos las conclusiones del estudio a la alta dirección de Pdvsa en Occidente y propusimos 

“Difundir que existe una baja calidad en el desarrollo de la etapa de ‘Definición y Desarrollo’  y que estas deficiencias son causa fundamental para que los proyectos sufran modificaciones por falta de definición en su alcance, retrasos en su culminación con pérdidas de la ventana de oportunidad en la industria, aumento en el costo definitivo de los proyectos y deficiencias en la calidad de los mismos.”.

En dicha presentación recomendamos 

“Proveer de adiestramiento en Gerencia de Proyectos al personal relacionado con proyectos.”, 

porque determinamos que gran parte del problema del bajo desembolso del mismo se debía a desconocimiento por parte de los ingenieros de proyectos de las normas mínimas de Gerencia de Proyectos, entre las que se incluye la Guía de Gerencia de Proyectos de Inversión de Capital (GGPIC), norma de uso obligatorio en la industria petrolera venezolana.

Propusimos un plan de formación en “Gerencia de Proyectos” con tres niveles, un primer nivel que incluía un taller de formación con una duración de tres (3) días, un segundo nivel con un curso intensivo de dos (2) semanas y un tercer nivel con un diplomado, en alianza con universidades, con una duración de seis (meses). Al mismo se le realizo el “Documento Soporte de Decisión 1” y se presentó ante las autoridades para su aprobación. Todo esto siguiendo la establecido en la GGPIC y en el ”Manual de Gerencia de Proyectos de Inversión de Capital” (MGPIC).

Está de más decir que dicho propuesta no tuvo la acogida esperada e inclusive algunos de los que participamos en dicha propuesta fuimos objetos de amenazas verbales de despido por cuestionar la forma en que se estaba llevando a cabo la ejecución del presupuesto de inversiones.

De lo anteriormente propuesto solo se logró concretar el taller “Gerencia de Proyectos en PDVSA” que durante 7 años, una vez al mes se dictó a lo largo y ancho de PDVSA, en las Divisiones de Producción (Oriente y Occidente), Dirección Ejecutiva de Auditoria (Maracaibo, Caracas, Barcelona y Maturín) y Pdvsa Gas (Oriente y Central), con los desencuentros con los supervisores de turno que no entendían la naturaleza del esfuerzo.

Todo lo anteriormente narrado pudiera parecer anecdótico de no ser porque actualmente la industria eléctrica, petrolera y petroquímica sigue sufriendo las deficiencias que planteamos años atrás y las costuras de la crisis ya no solo se reflejan en lo interno, es el pueblo venezolano el que esta sufriendo las consecuencias de estas deficiencias.

Además sumamos a esto el éxodo de profesionales formados por las academias venezolanas, con un alto grado de subsidio del estado venezolano, hacia otras industrias, y lo más grave, hacia otras latitudes. Estos profesionales son recibidos con los brazos abiertos porque le reconocen el alto nivel de formación de las universidades venezolanas.

El Estado venezolano y el Gobierno Revolucionario  que lidera el Presidente Maduro, ante esta situación de sanciones impuestas por el Gobierno de Donald Trump, debe y puede todavía  revertir esta situación pero debe llamar al personal capacitado y comprometido con el proceso revolucionario, entre los que me incluyo, para que participen de manera activa en la definición e implantación de los planes de recuperación de estas industrias, definidos claramente en el Plan de la Patria 2019/2025.

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