viernes, 24 de agosto de 2018

No significa No



El titulo de este artículo no guarda relación con algún slogan para una campaña contra la violencia de género, tema que en los últimos tiempos ocupa importantes espacios en diversos medios de comunicación.
En la Gerencia de Proyectos el término “No significa No” está relacionado con la obligación ética y moral por parte de los profesionales que conforman el equipo de un proyecto de negarse a comprometerse con el cliente o patrocinador, con algún objetivo principal (tiempo, costo, calidad y alcance) a sabiendas que no es posible cumplir. Las razones pueden ser de diversa naturaleza: deficiencia de recursos humanos, técnicos o financieros.
El Código de Ética Profesional del Colegio de Ingenieros de Venezuela (http://www.civ.net.ve/uploaded_pdf/cep.pdf) en sus artículos 7mo. y 9no. respectivamente, considera lo contrario a la ética e incompatible con el digno ejercicio de la profesión, para un miembro del Colegio de Ingenieros de Venezuela “elaborar proyectos o preparar informes, con negligencia o ligereza manifiestas, o con criterio indebidamente optimista”. Así mismo, “encargase de obras, sin que se hayan efectuado todos los estudios técnicos indispensables para su correcta ejecución, o cuando para la realización de las mismas se hayan señalado plazos incompatibles con la buena práctica profesional.”
Sobre esto último relatare dos experiencias personales que ilustran la posición que como profesional de Proyectos sugiero asumir.
En una ocasión fui contactado para dirigir la construcción de una vía interestatal rápida de aproximadamente 32 Kilómetros de longitud. Al hacer los cálculos del tiempo total de construcción en función de las cantidades de obra involucradas (movimiento de tierra, construcción de obras de drenaje, colocación de concreto asfaltico caliente) se estimó un tiempo de construcción de dos (2) años y en esos términos se le presentó al patrocinador, el cual consideró que dicho plazo de ejecución era superior a sus expectativas. Luego de explicarle las razones técnicas, las cuales se fundamentaban en la disponibilidad de recursos técnicos en la zona (plantas de concreto asfaltico caliente), el patrocinador insistió en la reducción del tiempo de ejecución y dado que no podíamos cumplir con sus exigencias opte por retirarme del proyecto. El proyecto en cuestión siguió su curso normal y se completo en cuatro (4) años.
En otra oportunidad me propusieron construir un Distribuidor vial y siguiendo las técnicas apropiadas determinamos un tiempo de ejecución de 14 meses. En esta ocasión el patrocinador solicitó que lo completáramos en seis (6) meses. Le argumentamos la imposibilidad de cumplir con ese plazo y como contra propuesta le ofrecimos una victoria temprana. Esta victoria temprana consistió en permitir el paso en uno de los sentidos. El proyecto se completó en el plazo originalmente estipulado.
En el primer caso no hubo posibilidad de convencer al patrocinador de que los plazos solicitados no podrían cumplirse, como en efecto no se cumplieron, y la posición ética fue no comprometerse con un plazo que no se puede cumplir. En el segundo caso se le ofreció al patrocinador una victoria temprana sin comprometer la duración completa del proyecto.
Es evidente que más allá de los intereses del patrocinador, los profesionales de proyectos deben hacer propio el significado del NO, para hacer valer los criterios técnicos que sustentan sus propuestas, a la hora de poner en riesgo el cumplimiento de las metas en tiempo, costo, calidad y alcance, establecidos para el proyecto.

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